“Estén siempre alegres en el Señor, les repito, estén alegres. El Señor está cerca.” Escuchamos esta proclamación en nuestra Antífona de Entrada este tarde en el tercer domingo de Adviento, también conocido como el Domingo de Guadete, de la palabra latina regocijarse. La antífona de entrada en realidad proviene de la segunda lectura de la carta de Pablo a los Filipenses. Aunque hay una cualidad penitencial en el tiempo de Adviento, que hemos escuchado en el mensaje de Juan el Bautista estas últimas dos semanas, para arrepentirnos y preparar el camino del Señor, ya que ahora estamos en la mitad del Adviento, estamos llamados a regocijarnos en la liturgia este domingo, ya que se acerca el día del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Escuchamos esta invitación a regocijarnos en nuestra primera lectura del profeta Sofonías: "Canta, hija de Zión, da gritos de júblio. Gózate y regocíjate de todo corazón.” Sofonías nos dice que el Señor, que está en medio de nosotros, se regocijará por nosotros con alegría, cantará con alegría por nosotros, como se canta en las celebraciones. Es maravilloso escuchar un mensaje de gozo y una invitación a regocijarnos en medio de nuestro camino del Adviento, especialmente en medio de todos los desafíos y luchas que enfrentamos en nuestra vida diaria.
Entonces, ¿qué es el gozo, especialmente en el contexto de nuestra fe católica? El Papa Francisco ha hablado extensamente sobre el gozo, destacada por su exhortación apostólica que se llama el Gozo del Evangelio, Evangelii Guadium. Comienza ese documento afirmando que el gozo del Evangelio llena los corazones y las vidas de todos los que se encuentran a Jesucristo. Pero, ¿de qué tipo de gozo está hablando el Papa? El Papa Francisco afirma que es diferente a la felicidad, como escribe: “Ser feliz es bueno, pero la alegría es algo más. Es otra cosa, algo que no depende de motivaciones externas o de cuestiones pasajeras: es más profundo. Es un regalo." Sí, el gozo de nuestra fe es diferente a la felicidad que experimentamos en las cosas de este mundo. La alegría del tiempo del Adviento es un don de Dios.
También, este domingo, celebramos nuestra Madre María, cuatro días después de la celebración de su inmaculada concepción. Es un día de goza, esta celebración de nuestra Madre María. Este glorioso 12 de diciembre de 1531, María se apareció al humilde Juan Diego en las montañas del Tepeyac, a visitar este pueblo sufriendo. Pero, María no vino sola, tenía en su seno al Hijo de Dios. En la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, ella aparece con una cinta negra alrededor de la cintura, una prenda que usaban las mujeres aztecas cuando estaban embarazadas.En la visita de Nuestra Señora de Guadalupe al mundo, María nos trae consuelo, alegría, compasión y esperanza. Pero, en la Virgen de Guadalupe, también, María nos trae al Hijo de Dios como la Madre de Dios verdadero. María, quiere atendernos, escucharnos, aliviar nuestros sufrimientos, solucionar nuestros problemas, alcanzarnos la salvación por medio de su Hijo. Por eso, María está con nosotros como nuestra Madre.
En nuestra celebración de Nuestra Señora de Guadalupe, tenemos nuestra Madre como un modelo para seguir and imitar sus mismos sentimientos y actitudes y humildad y fe. María tenía fe en la Palabra de Dios cuando dijo: “he aquí la esclava del Señor hágase en mí según tu palabra”. María es dichosa y bendita en la manera que ella confió en la palabra de Dios que se le anunció. Como siempre, nuestra Madre María se pone a nuestro servicio. Ella está dispuesta a interceder por nosotros y ayudarnos en nuestras necesidades. Ella está aquí para ayudar nuestros países en momentos de crisis. Nuestra Señora de Guadalupe - Nuestra madre de esperanza - nos cubra con su manto para que vivamos en este mundo llenos de esperanza.
No comments:
Post a Comment