Friday, February 24, 2017

26 de febrero de 2017 - 8º domingo del tiempo ordinario - Mateo 6: 24-34

      No podemos tener dos amos. Necesitamos comprometernos con nuestra fe.  Necesitamos establecer prioridades en nuestras vidas.  Jesús, en una continuación del Sermón del Monte del Evangelio de  San Mateo que hemos escuchado por tres semanas, nos da consejos prácticos sobre nuestro camino de fe en el mundo moderno.  En estos últimos años, las familias mas ricas en nuestro país ganaban mas y mas. Pero, los trabajadores en estos años tenían un camino mas duro.  En estos años, los ricos son mas ricos y los pobres son mas pobres. Pero, en algunos aspectos, tal vez esto no es nada nuevo.   En Israel en el tiempo de Jesucristo, sólo un pequeño porcentaje de la población habría sido considerado rico, y éstos serían principalmente las familias aristocráticas griegas y romanas que que hubieran recibido la mayor parte de su riqueza a través de la conquista militar, alrededor de 2 o 3 por ciento de la población.  Habían sacerdotes y escribas que tendrían posiciones prestigiosas en la sociedad, pero que no tendrían mucha riqueza. Los publicanos tenían mucha riqueza material, pero no mucha posición social. En Israel, habían ricos y pobres, pero nada mas. Eran agricultores, comerciantes, pescadores, artesanos y trabajadores - serían la mayoría de la sociedad.  Y ellos estaban muy pobre. Habría sido mucha ansiedad y preocupación. Habría sido una lucha para satisfacer las necesidades materiales de sus familias. Ellos estaban preocupados por su futuro.  El filósofo danés Soren Kierkegaard definió la ansiedad como preocupante sobre el día siguiente.  No sabemos lo que sucederá "al día siguiente", lo que crea ansiedad para nosotros en el presente.  Con todos los cambios que tenemos en nuestro país y en el mundo, muchos de nosotros nos preocupamos por esta realidad y por el futuro.  Estamos preocupados por nuestras familias.   Las leyes del país - la situación de los inmigrantes - es una preocupación.  Vemos mucha preocupación y miedo y rumores en el Facebook cada día, ¿no? 
      Podemos decir sin duda que la Iglesia y nuestro Obispo y nuestra parroquia están con ustedes en solidaridad y con ternura fraterna como hermanos en Cristo.  Ustedes no están solitos.  Si, en verdad, es una realidad muy fuerte ahorita.  Pero, hay esperanza. Hay hombres de buena voluntad con ustedes, luchando por la justicia y la paz.  Su lucha es nuestra lucha. Sus preocupaciones son nuestras preocupaciones.  
     John Meier enseña la religión en la Universidad de Notre Dame.  Meier dice que la petición en la oración del Señor que pide a Dios "danos hoy nuestro pan de cada día “ tiene una conexión con nuestro Evangelio de hoy. Según Meier, el discipulado nos libera para depositar nuestra confianza en Dios para sustentadornos en nuestra vida. Nuestra confianza en la vida eterna y en el reino de Dios en el futuro nos ayuda en nuestra vida en el presente como discípulos de Cristo, en nuestra realidad del presente.  Nuestra vida como discípulos de Cristo no nos dispensa de las pruebas de este mundo, sino que es para darnos un sentido de seguridad, y confianza en estas pruebas.  Como discípulos, debemos establecer nuestras prioridades y liberarnos de la ansiedad innecesaria.  Debemos confiar en que nuestra vida aquí en la tierra es un don de Dios, que las cosas materiales en este mundo como la comida y la ropa y nuestros tesoros materiales son justas en nuestro camino de la vida, pero no el fin final en sí mismos.  Sí, necesitamos cuidar de nosotros mismos en nuestra existencia terrenal. Incluso yo, como sacerdote, yo pago a la seguridad social y necesito cuidar de mí mismo. Pero ese no es mi mayor tesoro. De ningún modo.
     Sí, ¿qué pasa con el reino de Dios? ¿Qué hay de la justicia de Dios?  Tenemos la llamada de proclamar este reino y su justicia en nuestras palabras, en nuestros corazones, en nuestras acciones, y en nuestro ser.  El Papa Francisco proclama claramente que la justicia del reino de Dios no representa una sociedad de exclusión e iniquidad, que no representa una sociedad de odio y miedo, que no representa una sociedad que no respete la dignidad humana.  El Papa Francisco mira que muchas personas están preocupados con la cantidad de dinero que tiene en el banco, pero no están preocupados en las  injusticias y los abusos a la dignidad humana. Vemos mucha gente luchando para poner comida sobre la mesa, pero somos una sociedad que pone mucha comida cada día en la basura.  Estamos orgullosos cuando vemos las ganancias de las corporaciones creciendo, ganando mucho para ciertas personas, pero a menudo ignoramos a los trabajadores a estas mismas corporaciones que tienen salarios insuficientes para cuidar a sus families.  El Papa Francisco afirma que no podemos limitarnos a concentrarnos en nuestra propia prosperidad personal mientras ignoramos el mensaje de justicia inherente al reino de Dios.
      Jesús dice al final del Evangelio de hoy: Primeramente, necesitamos buscar el reino de Dios.  Primeramente, necesitamos buscar la justicia de Dios en nuestra vida.  Y las otras cosas son secundarias.  Sí, ¿dónde está el reino de Dios y sus valores en nuestro camino de fe?  Es una pregunta que debemos tener.  

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