Lectura del libro de Éxodo –
Entonces el Señor habló a Moisés y le dijo: “Conságrame todo primogénito. El primer nacido de toda matriz entre los Israelitas, tanto de hombre como de animal, Me pertenece.”
Y Moisés dijo al pueblo: “Acuérdense de este día en que salieron de Egipto, de la casa de esclavitud, pues el Señor los ha sacado de este lugar con mano poderosa.”
“Lo harás saber a tu hijo en aquel día, diciendo: ‘Esto es con motivo de lo que el Señor hizo por mí cuando salí de Egipto.’”
“Y cuando el Señor te lleve a la tierra del Cananeo, como te juró a ti y a tus padres, y te la dé, dedicarás al Señor todo primer nacido de la matriz. También todo primer nacido del ganado que poseas. Los machos pertenecen al Señor.
“Será, pues, como una señal en tu mano y como insignias entre tus ojos. Porque con mano fuerte nos sacó el Señor de Egipto.” Palabra de Dios
Salmo -
¡El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos!
¡Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas eternas, para que entre el Rey
de la gloria!
¡El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos!
¡Y quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor, el fuerte, el poderoso, el Señor
poderoso no los combates.
¡El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos!
¡Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas eternas, para que entre el Rey
de la gloria!
¡El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos!
¿Y quién es ese Rey de la gloria? El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos.
¡El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos!
Lectura de la carta de San Pablo a los Gálatas -
Cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, a fin de que redimiera a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: “¡Abba! ¡Padre!” Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios. Palabra de Dios
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (2:22-38)
Al cumplirse los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, Lo trajeron a Jerusalén para presentar al Niño al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: “Todo varón que abra la matriz será llamado santo para el Señor,” y para ofrecer un sacrificio conforme a lo que fue dicho en la Ley del Señor: “un par de pichones.”
Había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús Lo trajeron para cumplir por El el rito de la Ley, Simeón tomó al Niño en sus brazos, y bendijo a Dios diciendo:
“Ahora, Señor, permite que Tu siervo se vaya en paz, conforme a Tu palabra; porque mis ojos han visto Tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz de revelación a los gentiles,
Y gloria de Tu pueblo Israel.”
Y los padres del niño estaban asombrados de las cosas que de El se decían. Simeón los bendijo, y dijo a su madre María: “Este niño ha sido puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada traspasará aun tu propia alma, a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.” Palabra del Señor -