Cada uno de nosotros
tenemos la llamada para ser discípulos de Jesucristo. Estamos peregrinos en
este mundo como sus discípulos. Hoy, en el Evangelio,
escuchamos la llamada de Jesús en la vida de cuatro pescadores. Estos cuatro jóvenes
dejaron su trabajo para seguir a Jesucristo.
Ellos cambiaron su camino totalmente.
Cuando Jesús empezó su
predicación del reino de Dios en Israel, el comenzó en una manera muy
particular. Jesús anunció al todos
los hombres: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca.
Arrepiéntanse y crean en el Evangelio” No sabemos si Andrés y
su hermano Simón eran discípulos de Juan el Bautista antes de su entrada a la
cárcel. No sabemos si ellos
conocieron las enseñanzas de Jesús antes de este encuentro cerca de la orilla
del lago de Galilea. No importa si no
conocemos estos detalles. Podemos reconocer como
discípulos modernos de Cristo que estos dos hermanos tenían confianza en
Jesucristo, que ellos tenían confianza en Dios y en su palabra.
Ellos estaban
caminando a un camino muy particular en sus vidas. Ellos eran trabajando
y viviendo en una manera muy común en su cultura y en su sociedad. Pero, con esta
llamada, con la presencia de nuestro Señor en su vida, ellos podían reconocer el momento que ellos
necesitaban revisar su camino, que habían otros caminos y otros senderos allí
en su vida. En verdad, es un
desafío para cambiar nuestro camino, nuestra rutina, y nuestra dirección. La semana pasada, yo
estaba en un taller de liderazgo para los sacerdotes de nuestro diócesis. El perfil de mi
personalidad dice: Para ti, no te gustan las sorpresas, la ambigüedad, y los
cambios. Para ti, te gustan el ambiente
y las relaciones tranquilos y estables. Pero, muchas veces, la
llamada de Dios tiene muchos desafíos y muchos cambios y mucha ambigüedad en
nuestro camino de fe. No sabemos los
problemas y las dificultades que estos dos hermanos tenían en sus vidas antes
de la llamada de Jesús, ni los desafíos que ellos tenían como discípulos
tampoco. Pero, con esta
llamada, ellos recibieron la fuerza y la inspiración de cambiar sus vidas y de
aceptar a Dios. Faltamos algo en
nuestras vidas si no contestamos la llamada de Dios, si no recibimos la
invitación de Jesús con corazones abiertos.
La semana pasada,
tuvimos un encuentro con nuestros miembros en la formación de teología y
liderazgo. Hora, ellos tienen la llamada
de participar como líderes en
ministerios y evangelización en nuestra parroquia. Es un desafío, por supuesto. Es algo nuevo y diferente. Pero, ellos tienen esta llamada de Dios.
Tal vez, tenemos
muchas expectativas sobre la presencia de Dios en nuestra vida, sobre su
llamada. Tal vez, tenemos un punto de vista de nuestra
religión, de nuestro Dios, que es fijo. Según los judíos en
Israel, el Mesías debería venir con mucho poder y mucha fuerza, como un líder
de su nación. Podemos quedar sordos
y ciegos sobre la Palabra de Dios si no queremos dejar esta expectativas que
tenemos, si no tenemos una imaginación para aceptar esta llamada.
Hay el grito de Jesús
en nuestra vida, es seguro ¿Qué está dice?
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