Saturday, January 17, 2015

1/15/2012 – segundo domingo del tiempo ordinario – Juan 1:35-42

      Juan el Bautista estaba con nosotros en la temporada de preparación  de adviento antes de nuestra celebración de Navidad.   Hoy, regresamos al tiempo ordinario.  Juan el Bautista está con nosotros otra vez.  En adviento, Juan estaba con nosotros para preparar el camino para la llegada de Jesús y para su predicación del reino de Dios.   Ahora, Juan está aquí en nuestro Evangelio para revelar la identidad de Jesús antes de llamar a sus discípulos. 
       Para seguir a Jesucristo no es algo muy fácil.  Conocemos esta realidad muy bien.  Necesitamos tener nuestros corazones abiertos para la verdad y los desafíos del reino de Dios.   Necesitamos dejar nuestra propia voluntad y nuestro egoísmo para entrar este reino con todos nuestras fuerzas.  Juan proclamaba en el Evangelio que Jesús era el verdadero Cordero de Dios.  Esta proclamación picaba el interés y la curiosidad de los dos discípulos de Juan.  Al mirar estos dos discípulos de Juan, Jesús daba esta invitación:  “Vengan a ver”.
       Todos de nosotros tenemos una llamada para seguir a Jesucristo como nuestro Señor, como el Cordero de Dios.  El Cordero en la religión judía de Israel en los tiempos de Jesús era el signo más importante para dar una ofrenda y un sacrificio a Dios.  En nuestra vida de fe en la Iglesia Católica, necesitamos proclamar Jesús como el Cordero de Dios, como el sacrificio que nos ganó la salvación y la redención.   En las aguas de nuestro bautismo, entramos en la muerte de Cristo – morimos de nuestros pecados y de la muerte -  y entramos en una nueva vida en El.   Juan el Bautista reconoció a Jesús como el Cordero de Dios, y nosotros debemos reconocer esta identidad también en la manera que vivimos nuestra fe.   Además, esta identidad debe tener un impacto importante en nuestra vida.  Juan el Bautista era un testigo para nosotros, para guiarnos a la fe.
        Vemos esto en las lecturas de hoy: las historias de Andrew en el Evangelio y de Samuel en la primera lectura nos muestran que en nuestra vida como cristianos necesitamos tener una experiencia personal con Dios. Estamos llamados a escuchar la forma en que Dios nos llaman hoy y estamos llamados a responder a esa realidad.  Pero no podemos ser miope en la forma en que vemos nuestra realidad - miope en la forma en que nos acercamos a nuestra fe.  En Andrés y otro discípulo de Juan el Bautista - si hubieran pensado en el presente y no miramos la realidad entera, probablemente no hubieran tomado el riesgo de dejar a su maestro a seguir a Jesús.  Tenemos que recordar nuestro foco: estamos en nuestro camino de fe para el largo plazo, no sólo mirar al presente.  Tal vez enfocamos en el presente y en el corto plazo, porque estamos abrumados con lo que está pasando en nuestras vidas.  Para muchos de nosotros, 2014 fue un año difícil, especialmente con el tornado que devastó una gran parte de nuestra ciudad.  Podríamos haber tenido luchas y desafíos en la escuela o en el trabajo, con nuestra salud o con nuestras relaciones.  Hemos tenido un montón de cambios y desafíos, y un camino difícil aquí en nuestra parroquia, así el año pasado.  Algunos de nosotros hemos tenido nuestros sentimientos de dolor a lo largo del camino, o tal vez no entendemos la necesidad de que los cambios que hemos tenido en nuestra parroquia.  Sin embargo, hay mas de nuestras necesidades y deseos individuales. Somos sin duda una parroquia muy diversa. Las necesidades son muchas y variadas. Tal vez no entendemos las necesidades de los demás o de ver más allá de nuestra propia zona de confort.  El panorama general es eso: construimos el Reino de Dios aquí en nuestra parroquia. Formamos los discípulos en nuestra parroquia, al igual que Cristo llamó a sus discípulos en el Evangelio de hoy. Necesitamos mantener nuestro enfoque en lo que es importante.

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