Hoy en la Iglesia Católica celebramos el domingo catequético. Nuestros catequistas y maestros en el programa de doctrina recibirán una bendición especial hoy. El domingo pasado, comenzamos el nuevo año escolar del programa de doctrina aquí en nuestra parroquia. El domingo catequético es una oportunidad para reflexionar sobre el papel que tiene cada persona de fe, en virtud de su bautismo, en la transmisión de la fe y en el testimonio del Evangelio en el mundo. Podemos pensar que el domingo catequético es old nuevo , pero en realidad fue en 1935 que la Iglesia comenzó a establecer esa domingo catequético al comienzo del año escolar para reconocer y celebrar el don que los maestros y catequistas dan a sus comunidades parroquiales al ofreciendo su tiempo como voluntarios para la educación de nuestros niños, jóvenes y adultos. El domingo catequético es una oportunidad para que todos los católicos nos volvamos a dedicar a la misión de evangelización en la Iglesia. El tema de este año es: "Di la palabra y mi alma será sanada".
Estos últimos fines de semana hemos estado reflexionando sobre la Carta de Santiago. Esta carta es muy instructiva para llamarnos a vivir una fe vibrante y vivificante. Santiago dice que necesitamos vivir la Palabra de Dios en nuestras vidas y que necesitamos producir frutos de la fe. Esta carta fue escrita en el antiguo Israel poco años después de la muerte y la resurrección de Jesucristo, pero esta carta brinda consejos muy prácticos y comentarios sociales, tanto que puede parecer que se escribió en el mundo moderno específicamente para nosotros. Santiago mira la realidad de la comunidad cristiana de su época y él ve muchas cosas. Él ve a los pacificadores que trabajan por la unidad de la comunidad. Pero también ve a aquellos cómo están sembrando semillas de discordia, dejando que sus celos y ambiciones se apoderen de ellos. En el mundo moderno, escuchamos muchos mensajes diferentes. A menudo, el mensaje es desear más, atacar a aquellos con quienes no estamos de acuerdo, no contentarnos con lo que tenemos. Sí, es bueno tener ambiciones y luchar por algo si nuestro objetivo es fructífero, constructivo y saludable, pero Santiago nos advierte que si nos vemos atrapados en un ciclo de deseo sin fondo, este deseo que nunca podrá ser satisfecho, lo que puede llevar a que el espíritu de amargura se apodere de nuestras vidas y se apodere de la comunidad. Hay muchos pecados y adicciones con los que la gente lucha en nuestro mundo de hoy, pero quizás el mayor pecado en nuestra mundo moderna es la codicia y la forma en que codiciamos lo que no es nuestro. Santiago nos dirige a la necesidad de caminar como una comunidad de fe en solidaridad y unidad, donde trabajamos juntos, nos afirmamos unos a otros y nos animamos unos a otros.
“Di la palabra y mi alma será sanada”, el tema del Domingo de Catequesis, se reza por los fieles justo antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Misa. Esas palabras hacen eco del Centurión en el Evangelio de Lucas. Es un hombre muy poderoso en la sociedad. En ese Evangelio, el centurión reconoce el control y el poder que tiene sobre mucha gente en su sociedad. Pero es lo suficientemente humilde e inteligente como para reconocer el poder y la autoridad de Jesucristo. Esa realización sobre el poder de Cristo sería muy extraño en nuestra sociedad, ya que en la superficie Jesús no era un líder poderosos de la comunidad judía. Este humilde maestro Jesús con este grupo de trabajadores como sus discípulos: ¿cómo él puede tener poder y autoridad? Sin embargo, el Centurión admite que no es digno de que Jesús puede visitar su casa. Él cree que si Jesús pronuncia la palabra de que su siervo debe ser sanado, Dios se lo concederá. Jesús reconoce la gran fe del Centurión, que le permite pronunciar esas palabras de sanación.
Cada persona tiene su propia realidad única. En esta realidad, podemos ir a Jesús con corazón humilde y sincero. Yo mira la realidad de ustedes en nuestra parroquia. Este fin de semana, estoy celebrando dos bautismos diferentes con familias de la comunidad hispana de nuestra parroquia. Celebré una boda con una pareja de la comunidad hispana de nuestra parroquia, ya que ellos están unidos con Dios en el sacramento del matrimonio. Recé el sacramento de la unción de los enfermos por una buena amiga de la comunidad católica de Yazoo City, mientras sus amigos se reunían para orar por ella antes de un procedimiento médico. También viajé al seminario St Meinrad en el sur de Indiana, dando una presentación a los párrocos recién nombrados sobre contabilidad y finanzas parroquiales. Sí, Dios está ahí en nuestra realidad de muchas formas diferentes. Hay sufrimientos y tristezas y desafíos en nuestra realidad. Hay alegrías y gozo también. Cristo está con nosotros en nuestra realidad cuando los niños, jóvenes y adultos se reúnen cada fin de semana para nuestro programa de educación religiosa. En una manera especial, Dios está con los niños y jóvenes que se preparan para los sacramentos de la primera santa comunión y la confirmación. Mi oración hoy es que Dios nos acompañe como individuos y como comunidad en nuestra realidad, que Dios bendiga nuestro programa de doctrina. Damos gracias por las maneras Dios está con nosotros.
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