En la primera carta a la comunidad cristiana de Tesalónica, San Pablo escribe: Ustedes saben que el Día del Señor ciertamente vendrá como un ladrón en la noche. La gente dirá "paz y seguridad", pero de repente vendrá el desastre. Y la gente no escapará. Los miembros de esa comunidad se convertían al Camino de Jesús de las religiones paganas. Dejaron a un lado todos los demás mensajes que los llamaban en el mundo, eligiendo seguir a Jesús. San Pablo tuvo que dejar esa comunidad abruptamente, pero siguió preocupado por su bienestar. Su carta los animó y aconsejó en medio de las pruebas y persecuciones. D. Pablo les dijo que la Segunda Venida del Señor llegaría en un momento inesperado y sin previo aviso, por lo que debían estar preparados. Aunque Pablo escribió esas palabras a mediados del primer siglo, todavía nos hablan en nuestros días.
Hace 31 años este lunes el16 de noviembre de 1989, 8 católicos fueron asesinados por su fe en el pequeño país centroamericano de El Salvador. Desde los primeros días de la Iglesia, los mártires han tenido un lugar especial en la comunidad de los santos. Al honrar y recordar a estos mártires de El Salvador, podríamos preguntarnos: ¿Cómo nos afectan sus vidas y sus historias en nuestra vida aquí en Mississippi? Estos asesinatos estaban una parte de la guerra civil de El Salvador. Las fuerzas militares de ese país recibieron la orden de matar al padre jesuita Ignacio Ellacuría, rector de la Universidad de Centroamérica, y no dejar testigos. Lo mataron con los otros cinco sacerdotes, su cocinera y su hija que estaban presentes en la residencia ese día. ¿Por qué las fuerzas militares querrían matar a un sacerdote católico y no dejar testigos? Fue por miedo al mensaje que proclamó. Ese mensaje llegó con amor y fe a un país en la mitad de la violencia de una guerra civil. Ese mensaje llegó a la pobreza y la opresión que afligía a la mayoría de la población allí. ¿Por qué hay tanta injusticia, opresión y pobreza? Estos sacerdotes jesuitas hicieron esa pregunta, poniendo muy nerviosos a los que estaban en el poder. Como resultado, se tomaron medidas para destruir a estos sacerdotes y el mensaje del Evangelio que llevaron al mundo. Por eso es importante que recordemos cómo murieron por la fe.
Es sin duda una historia inspiradora, pero ¿cuál es la conexión con nosotros? Pensamos en todos los problemas de justicia a los que nos enfrentamos como sociedad, especialmente en esta pandemia. En nuestra fe, no debemos responder por violencia o miedo o ira. Según San Pablo, necesitamos responder como hijos de la luz. Estos problemas que enfrenta nuestro país y nuestro mundo son muy complicados. Los jesuitas han dicho que la vida y la pérdida de estos mártires en El Salvador han influido en la comunidad jesuita en Estados Unidos y en todo el mundo, llamándolos a pensar en lo que significa ser discípulos de Cristo, lo que significa ser comunidad católica. Nos hace pensar en lo que significa abordar los problemas de justicia social en la Iglesia. Pablo escribió en su carta que debemos estar listos para la segunda venida de Jesucristo. Podemos reflexionar en manera en que la muerte llegó a los mártires jesuitas de forma violenta como un ladrón en la noche. Sin embargo, por su trabajo, sus vidas y su testimonio, estaban preparados. ¿Y nosotros? ¿Estamos listos como ellos?
Sí, estos días de la pandemia son desafiantes. El virus crece en casi todos los países del mundo. Aquellos de ustedes que han venido a misa desde que se levantó la orden de estadía en casa saben que nos tomamos muy en serio nuestra seguridad y nuestros protocolos aquí en la parroquia de St Jude. Vaya, sé que llevar una mascarilla en la misa es muy incómodo. Probablemente ustedes me vean luchando con la mascarilla muchas veces en la misa. Pero, es un sacrificio muy pequeño para mantener seguridad en esta pandemia. Escuchemos la llamada de Pablo a ser hijos de luz. Sigamos viviendo aa fe de manera creativa en la pandemia. Debemos continuar aprendiendo y creciendo en la fe, participando en nuestras actividades de formación en la fe de Adviento que tenemos por delante. Sigamos volviendo a misa. Tenemos la misa al aire libre y misas durante la semana en la iglesia. Seguimos transmitiendo por el FACEBOOK LIVE. Al igual que Pablo animó a sus comunidades, yo, como párroco quiero animarles hoy para que todos nosotros podemos vivir la fe con gozo y convicción: preparados y listos.
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