En la misa de la solemnidad de la inmaculada concepción, escuchamos la proclamación del Angel Gabriel a la Virgen María - “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". En la mitad de nuestras preparaciones de la temporada de adviento, esta proclamación de alegría es un signo para nosotros que necesitamos tener gozo en nuestros corazones en este camino a nuestras celebraciones de navidad. Este tercer domingo del adviento es el domingo de Guadete. Guadete es una palabra del idioma de latín - viene de la palabra de gozo en este idioma. Normalmente, tenemos el color morado durante la temporada del adviento, pero este domingo el color es rosado, un signo de la alegría de este domingo de Guadete. Estamos en la mitad de nuestro camino del adviento - cerca de la celebración de navidad en el nacimiento de Nuestro Señor. La primera lectura del Isaías empieza con la esperanza de gozo y alegría: “Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo.”
Escuchamos de nuevo en el Evangelio de este extraño personaje del adviento: el profeta Juan el Bautista. En el Evangelio que escuchamos el domingo pasado, Juan el Bautista vagaba por el desierto del desierto, comiendo comida extraña y llamando al pueblo del Israel a arrepentirse. Pero hoy nuestro Evangelio encuentra a Juan Bautista en la cárcel - no un lugar que está conectado a la alegría y el gozo. Juan está en la cárcel porque hablaba la verdad al rey Herodes. Juan envía a sus discípulos a preguntarle a Jesús una pregunta importante: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? ¿Eres el Mesías? La alegría espiritual que queremos tener esta temporada de adviento no es una alegría que está conectada a los placeres materiales del mundo - es una alegría que está intrínsecamente conectada con nuestra fe. Cuando María visitó a su prima Isabel, fue Juan el Bautista quien saltó de gozo en el vientre de su madre, reconociendo que estaba en presencia de Jesús y María. Más adelante en el Evangelio de San Juan, Juan el Bautista afirma a sus discípulos que aunque él mismo no es el Mesías, ha sido enviado por Dios para anunciar su venida, y así se regocija grandemente por la voz del Mesías que oye en la venida de Jesús en el mundo, porque ha hecho completa la alegría de Juan el Bautista.
No pocos meses después de ser elegido Papa, el Papa Francisco emitió su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium - El Gozo del Evangelio - en noviembre de 2013. El gozo es una palabra muy común en nuestro mundo, y tal vez mal utilizada en nuestro mundo de hoy. El Papa Francisco explicaba en este documento la importancia de la alegría evangélica y la alegría de la evangelización que debemos tener en nuestros corazones como discípulos de Cristo. El Papa Francisco abrió este documento diciendo: "La alegría del Evangelio llena los corazones y las vidas de todos los que se encuentran con Jesús. Aquellos que aceptan su oferta de salvación son liberados del pecado, del dolor, del vacío interior y de la soledad ". Esta alegría está abierta a todos y no excluye a nadie. ¡Qué gran mensaje para nosotros escuchar en un mundo tan dividido y tan excluyente en tantos aspectos! Yo veo en ustedes - la comunidad hispana de nuestra Iglesia - mucha alegría en sus celebraciones de Nuestra Señora de Guadalupe, de las oraciones que tienen con ella.
Me recuerdo las palabras de La Madre Teresa cuando ella aceptó el Premio Nobel de Paz en este de - el 10 de diciembre - de 1979. Ella dijo: “Conservemos el gozo de amar a Jesús en nuestros corazones y compartamos ese gozo con todos los que nos encontramos. Este gozo es verdadero, pues no tenemos razón para no estar felices ya que Cristo está con nosotros. Cristo está en nuestros corazones, Cristo está en el pobre que encontramos, Cristo está en la sonrisa que damos y Cristo está en la sonrisa que recibimos." Tenemos la llamada de tener el gozo de Cristo en nuestros corazones esta día del adviento.
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