Saturday, November 26, 2016

27 de noviembre de 2016 - primer domingo de adviento - Isaías 2:1-5, Mateo 24:37-44

       El profeta Isaías tiene una visión de todas las naciones reunidas en el monte Sión.  Isaías espera que un día el pacto entre Dios y su pueblo Israel se extenderá a todas las naciones. En esta visión, todos los pueblos vivirán en la paz y el armonía con Dios y entre sus semejantes.  En la época de Isaías tuvo - ocho siglos antes del nacimiento de Cristo -  el pueblo judío se dividió entre el reino del norte de Israel y el reino del sur de Judá. Israel ya estaba bajo el dominio de los asirios, mientras que Judá en el norte y su capital Jerusalén estaban en peligro de su enemigo Babilonia.  En esta visión de la paz, el Señor mediará las disputas entre las naciones y las naciones golpean sus espadas en arados.  Según Isaías, esta visión de la salvación se ofrecerá a todas las naciones -no sólo a los judíos- es una visión radical para los judíos de la época de Isaías y la época de Jesucristo también. En nuestro mundo moderno y en nuestra sociedad, a visión de paz y armonía es radical también.  En su poema "Evidencia", la poeta María Oliver nos desafía: "Guarda algo en tu corazón por lo inimaginable." Sí, es cierto, los límites son importantes para nosotros en nuestro camino, pero También es importante para nosotros como discípulos de Cristo para soñar lo inimaginable, como el Hijo de Dios que vendrá al mundo como un bebé en ese humilde pesebre en Belén en la mañana de Navidad.
     El salmo dice hoy: “Vayamos con alegría al encuentro del Señor.”  Los peregrinos judíos cantaban este himno cuando viajaban en su peregrinación a Jerusalén, la ciudad de su templo sagrado, el hogar de Dios aquí en la tierra. Mientras cantamos esas palabras hoy en nuestro salmo, cuando comenzamos nuestras preparaciones en este primer domingo de adviento, estamos llamados a mirar ansiosamente hacia la Navidad, la fiesta de la celebración de Dios encarnado con nosotros.
      Nuestra vida es complicada. Complicada y llena de muchas cosas.  Pero como dice Jesucristo en este primer domingo de nuestro camino de adviento, necesitamos estar siempre alerta en medio de nuestra vida muy complicada, listos para la vida eterna, listos para el día cuando Jesús volverá.  En el Evangelio, el hombre que trabaja en el campo y la mujer que trabaja en el molino no subirán con Cristo a la vida eterna, porque no dejarán su trabajo.  Es cierto que el trabajo y muchas otras cosas que ocupan nuestras vidas son importantes.  Necesitamos sobrevivir y contribuir a la sociedad, pero hay algo más importante que todo eso: la venida del Hijo del Hombre.  Dios volverá de improviso. Necesitamos estar preparados para él en todo momento. Estamos en medio de nuestra temporada de adviento y navidad.  Estamos ocupados en muchas cosas. No importa que estamos ocupados con muchas cosas, nuestro trabajo esta temporada de adviento es mantener nuestra vida diaria centrada en Cristo.

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