Friday, May 13, 2016

15 de mayo de 2016 – Pentecostes - 1 corintios 12,3b-7, 12-13, Juan 20,19-23

       Cada domingo en nuestra misa, invoquemos nuestro Dios como trinidad   – el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. El don del Espíritu Santo es el tema de nuestro celebración hoy.   El Espíritu Santo es la fuerza de Dios en nuestra Iglesia y en nuestro camino de fe.  San Agustín, un teólogo muy importante en nuestra Iglesia católica, escribió esta oración sobre la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida:
Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.
Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.
Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.
Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.
       El Espíritu Santo es una realidad en en cada momento que tenemos en nuestra vida y en cada momento que tenemos en nuestra Iglesia.   Hoy, yo tengo siete misas.  Y cada misa tiene una realidad diferente.  Tengo cuarto misas dominicales.  Tengo un funeral. Dos bautismos.  La misa de la ordenación sacerdotal de nuestro Diácono en la catedral en Jackson.  Y la misa de bachillerato para los jóvenes del colegio.  El Espíritu Santo está con nosotros para celebrar en nuestros gozos y para consolarnos en nuestros sufrimientos y nuestra tristezas.  En cualquier don que recibimos de Dios, en cualquier logro o honor que tenemos, el Espíritu Santo debe ser guía y luz en nuestra vida.
       Había 50 niños que recibieron la primera comunión en nuestra parroquia este año.
Había 21 jóvenes que recibieron el sacramento de confirmación.  Había 26 jóvenes en la misa de bachillerato.  Cada momento de estas misas eran momentos importante en nuestras vidas.  Pero, la cosa importante para recordar es que nunca terminamos con nuestro camino de fe – siempre necesitamos crecer y desarrollar en nuestra fe.  Para tener la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, para reconocer y escuchar a esta presencia, necesitamos tener una formación en nuestra fe y en la doctrina religiosa.  El  Espíritu Santo puede hablar en muchas experiencias que tenemos en nuestra parroquia –
(1) en el viacruces
(2) en el rosario
(3) en las clases de la doctrina de la fe
(4) en la presencia de la Santísima Eucaristía
(5) en la santa misa y la santa Eucaristía
(6) en el estudio de la Biblia
(7) en un grupo de la oración en la parroquia
(8) en la enseñanza a los estudiantes y los jóvenes
(9) en una obra de caridad con nuestro prójimo
Pero, si no asistimos a estas experiencias de la fe, no podemos tener este contacto con el Espíritu Santo. 
      Como Pablo nos dice hoy en su primera carta a los Corintios, que es el Espíritu Santo que nos permite llamar a Jesús "Señor"; es el Espíritu Santo que nos forma en la Iglesia y forma en un solo Cuerpo de tantas partes y tantos diversos dones.  Al celebrar el Espíritu Santo y el final de la temporada de Pascua hoy, oramos para que el Espíritu Santo de Dios entra en nuestras vidas, que nos renueve y renueve nuestra Iglesia, y renueve la faz de la tierra.



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