Sunday, June 26, 2022

26 de junio de 2022 - el decimotercero domingo del tiempo ordinario - Galatas 5:1 y 13-18; Lucas 9:51-62

      Después de la conmemoración de las temporadas de Cuaresma y Pascua, después de las celebraciones de la Santísima Trinidad y del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo las últimas dos semanas, este domingo nos encuentra del Tiempo Ordinario. Además, este es mi último fin de semana aquí en St Jude como párroco después de mi servicio de cinco años. 

      En las lecturas este domingo, podemos reflexionar sobre la Constitución de la Iglesia en el mundo moderno escrito por el Concilio Vaticano II titulada Gaudium et Spes en latín.  Ese documento afirma que “la Iglesia siempre ha tenido el deber de examinar los signos de los tiempos y de interpretarlos a la luz del Evangelio.”  Nosotros, como cristianos, estamos llamados a dialogar con el mundo moderno en un lenguaje que se pueda entender fácilmente, para responder a las preguntas que se hacen sobre la vida en la tierra y la vida eterna que viene.  En su carta a los Gálatas, San Pablo afirma que para la libertad, Cristo nos ha hecho libres. Sin embargo, en libertad, como seguidores de Cristo, no debemos elegir ser esclavos de las cosas de este mundo o de los caminos de la carne.  Sin embargo, cuando algunas personas en nuestra sociedad escuchan la palabra "libertad", pueden ver esto como una excusa para la autocomplacencia ilimitada y el placer egocéntrico.  Pero, para ser verdaderamente libres, no se trata de escapar de la realidad de la vida, sino de afrontar la realidad.  Para ser libres, asumimos la responsabilidad de la vida y de nuestras acciones, sin tratar de poner la culpa a los demás por nuestras propias luchas y dificultades personales. En libertad, puede ser fácil aferrarse a valores externos, como el dinero, los logros, el placer o los tesoros materiales.  La verdadera libertad que San Pablo quiere que abracemos como discípulos de Cristo nos lleva a seguir la verdad, a cuidar y compartir con los demás, a luchar por la paz y la seguridad interior.  En la libertad que Dios nos da, debemos vivir en el Espíritu, amar y servir a nuestro prójimo, vivir a la luz del amor y los mandamientos de Dios.

      El centro del Evangelio este domingo contiene respuestas a la invitación que Jesús nos hace a cada uno de nosotros. Cuando Jesús responde al hombre que quiere enterrar a su padre y al hombre que quiere despedirse de su familia, Jesús no dice que no debemos amar y respetar a los miembros de nuestra familia.  En este mensaje del Evangelio, Jesús nos pide que miremos dónde ponemos nuestras prioridades. Si deseamos ser discípulos, no podemos hacer nuestros propios planes primero, y luego, solo cuando decidimos que estamos listos, vamos y lo seguimos.  Las demandas del Reino de Dios, el reino de la verdad, la compasión, la libertad y la paz, deben ser lo primero.  Sin embargo, muy a menudo, queremos poner otras cosas antes que Dios, antes que el llamado al discipulado.  Jesús nos llama en el presente. No esperamos para contestar esa llamada solo cuando es conveniente. Debemos responder fervientemente con alegría, entusiasmo y prisa.

      Como sacerdote, paso mucho tiempo predicando los valores de la fe, hablando de las vidas de los santos que son ejemplos de estos valores y trato de promover una cultura de vida en la Iglesia y en la sociedad.  Realmente me sorprendió escuchar el anuncio de el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que cambió la realidad del aborto en nuestro país.  Ahora, en Mississippi y en muchas partes de los Estados Unidos, es mas difícil para obtener el aborto. Sin embargo, este cambio no significa de ninguna manera que podamos sentarnos tranquilos, que nuestro trabajo está hecho. Necesitamos proclamar siempre el mensaje del Evangelio, que contiene el Evangelio de la vida.  En nuestro país tan dividido aquí en los Estados Unidos, donde hay tantas heridas y tanta ira, debemos trabajar para la sanación y la reconciliación. 

      Quiero terminar con una historia de un santo.  El Padre Junípero Serra, el santo que celebramos este próximo viernes, nació en Mallorca, España, en 1713. En su vida como sacerdote franciscano, pasó muchos años como profesor de filosofía en España. Después, como misionero en Mexico, pasó muchos años allí enseñando en el seminario también.  Cuando tenía 53 años, fue designado para establecer las misiones en la costa de California.  En ese momento, Padre Junípero estaba muy mal de salud, lo que incluía una pierna gravemente infectada por una picadura de araña que nunca sanó. El necesitadla viajar a pie en viajes largos con esta pierna muy mala. El establecía 9 de las 21 misiones de California.  Contra el ejército y el gobierno español colonial, el Padre Junipero Serra fue un gran defensor de los indigenas que vivían en los sitios de misión de California. Los misioneros como el Padre Serra, que se dedicaron sus vidas para llevar el mensaje del Evangelio en todo el mundo, deben ser una inspiración para nosotros en nuestro camino de fe.  El lema de Junipero Serra como misionero era “siempre adelante.” Este misionero muy humilde dejó a sus padres, su familia y sus amigos en la isla española de Mallorca para convertirse en misionero en las Américas, para nunca volver a verlos en esta vida.  Valientemente siguió adelante, sin volverse nunca atrás en el camino que el Señor abrió para él, sin importar la lucha, el desafío o la dificultad. Siempre adelante - avancemos siempre con Jesucristo en nuestro camino de fe.


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