El comienzo de la temporada de Adviento nos llama a la vigilancia, a mirar más allá de nosotros mismos, a expandir nuestra mente y nuestro corazón, a mirar las necesidades de nuestros hermanos, a desear el cumplimiento del Reino de Dios. Dios Padre, te alabamos por tu hijo Jesucristo. Él es Emmanuel, la esperanza de todas las personas. Él es la sabiduría que nos enseña y nos guía. Él es el Salvador de todas las naciones. Señor Dios, deja que tu bendición venga sobre nosotros al bendecir nuestra corona de Adviento el primer domingo de Adviento y al encender la primera vela. Que esta corona y su luz sean un signo de la promesa de Cristo de traer la salvación. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
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