En el Evangelio este domingo, un joven ansioso y entusiasta se acerca a Jesús y le pregunta qué debe hacer para heredar la vida eterna en el reino de Dios. Sin embargo, al concluir el Evangelio, su alegría y entusiasmo se han ido y él queda en su tristeza. Exactamente, ¿cuál es el punto de este Evangelio que nos trae las preguntas sobre la riqueza y la pobreza, de dónde ponemos nuestra confianza y nuestras prioridades en la vida?
Como cristianos, estamos llamados a ver al mundo a través de la fe. También vemos el mundo a través de la realidad aquí del mundo secular, y a veces la diferencia es muy grande. Nuestra perspectiva es muy importante. Jesús le dijo al joven que aunque sigue los mandamientos de Dios, le falta una cosa. Este joven tiene muchas posesiones - él no quiere separarse de estas posesiones. Escuchamos el Evangelio desde nuestra propia perspectiva, pero pensemos en una persona que vive en extrema pobreza. Muchos de ustedes han visto mucha pobreza en sus patrias. Muchos pobres en el mundo tienen dificultades para comer y para mantener la familia. Los pobres como eso escucharían este mensaje del Evangelio de manera muy diferente.
Podemos acostumbrarnos tanto a las posesiones de nuestro estilo de vida norte americano moderno. Como contador y como sacerdote, responsable del presupuesto y del dinero de nuestra parroquia, y todos ustedes que tienen que administrar su trabajo y los presupuestos domésticos, sabemos que no es fácil. En los últimos años, escuchamos al Papa Francisco regañar a los sacerdotes, diciéndonos que no quiere ver a sacerdotes conduciendo carros lujosos o viviendo en rectorías lujosas, o viviendo en un estilo de vida que es más lujoso de los miembros de la Iglesia. El Papa quiere que los sacerdotes modelen la sencillez del Evangelio y modelen un estilo de vida que identifique con la humildad y la espiritualidad de Jesucristo.
Si tratamos las posesiones materiales como ídolos, o si las posesiones materiales son piedras de tropiezo en nuestras vidas como lo fueron en la vida del joven del Evangelio, nuestros corazones no estarán verdaderamente abiertos para amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Este mes de octubre está dedicado al respeto de la vida humana en la Iglesia católica. Como el Papa Francisco declaró que este era el año de San José, la celebración de este año del Mes del Respeto a la Vida destaca a este gran santo. San José fue el fiel protector de su hijo adoptivo Jesús y de su esposa María; así, la vida de san José nos recuerda la forma en que Dios nos llama a acoger, salvaguardar y defender el don precioso de la vida humana que recibimos de Dios.
Podemos reflexionar sobre las circunstancias desafiantes que enfrentaron José y María cuando San José se descubrió que María estaba embarazada. José podría haberla abandonado, pero, en cambio, la llevó a su casa en respuesta al mensaje que recibió del ángel. José los llevó a un lugar seguro en Belén, donde nació Jesús, les encontró refugio y le dio la bienvenida al niño Jesús en su vida como su hijo. Cuando el rey Herodes amenazó sus vidas, San José abandonó su tierra natal, huyendo con Jesús y María a un lugar seguro en Egipto.
Como San José, también estamos llamados a cuidar a los que Dios nos ha confiado, especialmente a los más vulnerables del mundo. Estamos llamados a seguir los pasos de San José, a ser también protectores en la defensa de aquellas cosas que ponen en peligro la vida humana. Podemos imitar el cuidado y la provisión de José ayudando a padres e hijos necesitados. Como San José, podemos ser miembros solidarios de nuestra parroquia y nuestra comunidad, ayudando a traer un espíritu de fe y vida a todo lo que hacemos.
Es importante mencionar que son muchos los temas que se destacan en el mes del respeto de la vida humana desde el momento de la concepción hasta el momento de la muerte natural. Esto incluye proteger al bebé en el útero, a los enfermos, a los ancianos, a los enfermos mentales; incluye visitar a los solitarios, los prisioneros, los hambrientos y los que luchan contra la adicción; incluye ser buenos administradores del medio ambiente, abordar el acceso a la vivienda y la atención médica, y los derechos y condiciones laborales del trabajador. Hay mucho para el Mes del Respeto a la Vida. No se trata solo de un tema.
Realmente me encanta celebrar el Mes del Respeto de la Vida Humana cada año en nuestras comunidades parroquiales aquí en la Diócesis de Jackson. Podemos abrir los corazón a este mensaje pro-vida. Podemos abrir los corazones a la forma en que Dios nos llama hoy.
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