Estamos en los últimos días de la temporada de Pascua. Este domingo, el séptimo domingo de la temporada de Pascua, podemos reflexionar sobre las enseñanzas en las lecturas esta temporada. En la mañana de Pascua, cuando María Magdalena fue al sepulcro temprano en la mañana y la encontró vacía, los discípulos comenzaron darse cuenta de algo nuevo y radical en el camino de fe. Cuando Jesús resucitado comenzó a aparecer a los discípulos, en lugares como la casa cerrada donde los apóstoles estaban escondidos con miedo, o con los dos discípulos en el camino a Emaús, ellos recibieron una gran cantidad de respuestas a sus preguntas. Pero, todavía, ellos tenían dudas y preguntas. La resurrección de Cristo fue una nueva realidad para ellos - con Cristo caminando a través de paredes y apareciendo en casas cerradas. Hoy, escuchamos las palabras del primer capitulo del libro de los Hechos de los Apóstoles, con una descripción de la ascensión de Cristo al cielo. Abajo en la tierra, los apóstoles estaban mirando a Cristo en las nubes – una sorpresa por supuesto.
Este domingo, con mucho gozo, celebramos la Ascensión del Señor. Pasamos 40 días después de su resurrección la mañana de Pascua. Como católicos, tenemos el papel de dar testimonio con las palabras y las acciones, pero, es muy difícil para hacerlo en nuestro mundo moderno. Yo sé que para muchos de los adultos aquí en la misa, su experiencia en México o en otros países de su niñez era muy diferente de su experiencia de ustedes aquí y la experiencia de sus hijos. Cuando yo nací aquí en los Estados Unidos en 1962, era un país cristiano con valores cristianos. Pero, hoy, hay otra realidad completamente diferente. Como los discípulos estaban allí viendo a Jesús ascendente en los cielos, dos hombres vestidos de blanco aparecieron, preguntando: “Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo?” Ellos estaban allí mirando a los cielos, pero su llamada era de acción, de vivir la fe, de dar testimonio de la presencia de Cristo aquí en la tierra. No podemos hacer este trabajo solo mirando a los cielos sin acción.
La Ascensión de nuestro Señor Jesucristo no solo conmemora un evento histórico en la vida de Cristo. También, la Ascensión es un evento que vive en nosotros y que vive en nuestra fe. Para San Agustín, la Ascensión tiene significado para nosotros como creyentes en la fe. San Agustín escribió estas palabras en el siglo quinto sobre la Ascensión: “Hoy nuestro Señor Jesucristo ascendió a los cielos. Necesitamos darnos cuenta que nuestros corazones ascienden con él…. Si hemos resucitados con Cristo, tenemos la llamada de buscar las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Sí, buscamos las cosas de arriba, no en las cosas que están aquí en la tierra. Cristo se quedó con nosotros en una manera especial después de su ascensión, así también nosotros ya estamos en los cielos con él.”
En verdad, tenemos mucho trabajo para hacer en nuestra comunidad y en nuestra parroquia. En muchos sentidos, los sacramentos son para muchos personas momentos de fiesta y no son para ellos encuentros especiales con Dios. Hay niños que reciban su primero comunión, pero muchos de ellos y sus familias no van frecuentemente a la misa. ¿Por qué hablo hoy sobre este tema, sobre la responsabilidad que tenemos para vivir nuestra fe, para evangelizar el mundo y para evangelizar nosotros mismos y nuestra familia? Dice Cristo en nuestro Evangelio hoy en nuestra celebración de su Ascensión: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura.” Pero, escuchen que dice después: “El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado.” No soy aquí como sacerdote para regañar a los miembros de nuestra parroquia, pero estoy aquí para enseñar la verdad y para presentar las reglas y los valores de nuestra fe y de nuestra Iglesia. Tenemos un desafío hoy – para vivir nuestra fe con gozo y esperanza – para vivir como discípulos de Cristo en la realidad de su ascensión y su resurrección. Si no cumplimos con sinceridad este desafío, ¿cómo podemos llevar el Evangelio de Cristo al mundo?
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