Bienvenidos a todos a nuestra celebración de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo en el mundo y el final de la temporada de Pascua. Pentecostés siempre es una celebración muy importante aquí en nuestra parroquia. Tenemos un festival anual de comida internacional de Pentecostés. No podemos tener nuestra celebración tradicional este año. Los sacerdotes usan el color litúrgico rojo en Pentecostés. El color rojo simboliza el fuego ardiente del amor de Dios y representa las lenguas de fuego que descendieron sobre los apóstoles como se describe en la primera lectura de hoy. En algunas partes de Italia en Pentecostés, hay una tradición de tirar pétalos de rosas del techo de la iglesia para recordar esta historia de las lenguas de fuego. En algunas partes del mundo, como Inglaterra, el color litúrgico es blanco en Pentecostés, que representa la paloma, que es otro símbolo del Espíritu Santo. En algunas partes de Francia, existe la tradición de tocar trompetas durante la misa el domingo de Pentecostés, recordando el sonido del viento, que es otro símbolo del Espíritu Santo. El gran viento del Espíritu Santo también se menciona en la lectura de Hechos de los Apóstoles este tarde.
El mensaje del Espíritu Santo que descendió sobre los apóstoles no fue algo que se guardaran para sí mismos. Los apóstoles inmediatamente comenzaron a hablar a las multitudes en Jerusalén. Las multitudes estaban compuestas por visitantes judíos y conversos de muchos lugares diferentes, como el norte de África, Asia, Roma y toda el Mediterráneo. Aquellos en la multitud se sorprendieron al escuchar a estos hombres hablándoles para que todos pudieran entender el mensaje en su propia idioma. Los apóstoles fueron comisionados por el Espíritu Santo para hablar un mensaje para todos, no solo para un pueblo, una nación o una cultura. En el capítulo 11 del libro de Génesis, informa que debido a su arrogancia y orgullo, los hombres intentaron construir una torre que llegara hasta el cielo. Dios castigó a estos hombres haciéndoles hablar una miríada de idiomas que los demás no pudieron entender. Como resultado de esta arrogancia, la humanidad se dividió profundamente. Lo que sucede hoy en Pentecostés es lo opuesto a la Torre de Babel, ya que todos están hablando y escuchando el mensaje de Dios con pleno entendimiento. En lugar de división por su arrogancia y orgullo, hay unidad bajo Dios.
Cristo nos trae un mensaje de paz hoy en la celebración de Pentecostés este Domingo, así como Cristo trajo un mensaje de paz a los apóstoles en la mitad de su temor en el Evangelio. La humanidad está lista para escuchar un mensaje de paz en medio de una realidad muy dura este año pasado. También recibimos la misma llamada misionera que Jesús les dio a los apóstoles. Nuestra misión es continuar la misión de Jesucristo en el mundo.
El Espíritu Santo es en el centro de nuestra celebración de Pentecostés hoy, pero, podemos tener muchas preguntas sobre el Espíritu Santo. ¿Quién es exactamente el Espíritu Santo? ¿Un gran viento? ¿Una presencia dentro? ¿Un fantasma misterioso? ¿Un ser personal? El Papa Benedicto XVI dijo una vez que el Espíritu Santo es quizás la persona más olvidada de la Trinidad. Quizás porque estamos un poco inseguros acerca del Espíritu Santo, es posible que no sepamos cómo darle la bienvenida a nuestras vidas.
En un discurso que él pronunció en la Plaza de San Pedro en 2012, el Papa Benedicto XVI afirmó que el Espíritu Santo es una presencia verdadera en nuestras vidas. Él afirmó que todos "los cristianos deben valerse del Espíritu Santo en la oración, especialmente cuando no pueden encontrar las palabras o la inspiración para orar". El Papa habló de cómo “Pablo nos enseña que en nuestra oración debemos abrirnos a la presencia y acción del Espíritu Santo, que ora en nosotros con indecibles gemidos, para llevarnos a adherirnos a Dios con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas.” Según el Papa Benedicto, el Espíritu Santo puede ser la fuerza en las oraciones débiles, la luz de las oraciones apagadas, el centro de las oraciones secas. El Espíritu puede darnos libertad interior y puede enseñarnos cómo afrontar nuestras pruebas, asegurándonos que nunca estamos solos, que el Espíritu de Cristo siempre está con nosotros. Invocamos al Espíritu Santo para que nos ayude en nuestras oraciones. Invocamos al Espíritu Santo para que guíe nuestros pensamientos y nuestras acciones también.
Sí, ven Espíritu Santo y renueva la faz de la tierra. Ayúdanos a vivir nuestra fe con valentía y convicción, con compasión y amor. Al celebrar hoy Pentecostés, celebramos con alegría el Espíritu que está con nosotros. Pero, al hacerlo, también aceptamos la responsabilidad que viene con el Espíritu de Dios.
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