Saturday, December 26, 2020

27 de diciembre de 2020 – La Sagrada Familia – Lucas 2, 22-40

       Hoy, hay una celebración importante en nuestra iglesia, en este primer domingo después del día de Navidad en la temporada navideña.  Celebramos hoy la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Con Papa Francisco, el tema de la familia estaba en el centro de muchas discusiones de la Iglesia. El convocó un Sínodo sobre la Familia en 2014.  Este sínodo miraba las preguntas y los problemas que enfrenta la familia en nuestro mundo moderno.  La Iglesia ve con razón a la familia como la unidad tradicional sobre la que se construye la sociedad. La Iglesia ve la realidad de la familia en nuestro mundo, con sus cambios y desafíos.  Las familias y la religión tradicionalmente han sido dos de las cosas que nos unen en la sociedad y que nos ayudan a formar los niños, jóvenes y adultos. Sin embargo, el cardenal Walter Kapser señaló que en los últimos 50 años, la sociedad moderna ha derribado esas cosas que nos unen, con el consumismo y el individualismo se convirtieron en los valores más importantes que se abrazan. En la pandemia, muchos familias quedaron en su hogar juntos sin ir al lugar de trabajo o la iglesia o la escuela.  La familia tiene ahora una responsabilidad mas importante para ser iglesia domestica y practicar su fe juntos.  

         Con todos los desafíos y los obstáculos que enfrentan las familias en el mundo, la fiesta de la Sagrada Familia que celebramos hoy es aún más importante y relevante para nuestro camino de fe.  Vemos muchas personas en nuestra sociedad hoy en la búsqueda para encontrar sentido y significado en la vida, para encontrar satisfacción y felicidad. Ellos busquen en muchos lugares para encontrar esas cosas.  Simeón en el Evangelio de San Lucas estaba en una búsqueda también. Buscaba el Mesías. Tres veces, nos explica en el Evangelio que el Espíritu Santo guiaba Simeón en esta búsqueda del Mesías, y que el Espíritu le reveló que no morirá hasta que ve al Mesías con sus propios ojos.  No sabemos cómo el Espíritu Santo le reveló que Jesús era realmente un niño especial, pero en el momento que vio a Jesús y sus padres, él tomó al niño en sus brazos y pronunció su misión cumplida, diciendo que estaba listo para partir de este mundo. La búsqueda de Simeón no fue egoísta.  Él vio en Jesús un don para todo el pueblo: una luz que iba a ser revelada a los gentiles y todas las naciones, un Mesías que traería la gloria para el pueblo de Israel.

       En nuestra lectura del día de Navidad desde el comienzo del Evangelio de Juan que Jesús es la Palabra de Dios encarnada en el mundo.  Sin embargo, el Evangelio de hoy señala que después de que Jesús y sus padres regresaron a su aldea de Nazaret, después de haber cumplido con lo que se requería de ellos mediante la presentación de Jesús en el Templo, Jesús creció allí lleno de sabiduría y se fortalecía.  

Tal vez, ustedes pueden recordar cuando tenían un bautismo en su familia.  Es una una ocasión tan alegre para nuestra Iglesia y para nuestras familias. El rito bautismal establece que los padres son los primeros maestros y los mejores maestros para sus hijos en los caminos de la fe.  La Iglesia, los familiares, los padrinos, los catequistas y los sacerdotes y los líderes laicos en la Iglesia tienen un papel en la formación de la fe de los niños y jóvenes, sin embargo, pero la responsabilidad principal de la perspectiva de la Iglesia recae en los padres y la familia inmediata.  A pesar de que Jesús era el Hijo de Dios, fue influenciado y formado por sus padres, su familia, su comunidad y su medio ambiente.  Hoy la celebración de la Sagrada Familia nos comunica la importancia de la familia en nuestro desarrollo humano y en el desarrollo de nuestra fe. Hoy, honramos a nuestras familias a través del ejemplo de la Sagrada Familia.  Quiero cerrar la homilía de hoy con una oración que el Papa Francisco escribió en honor del Sínodo de la Familia, que se reunió en el Vaticano en 2014. Es una oración apropiada para tener en nuestros corazones en nuestra celebración de la Sagrada Familia. Oremos:


“Jesús, María y José,

en ustedes contemplamos

el esplendor del amor verdadero,

a ustedes nos dirigimos con confianza.


Sagrada Familia de Nazaret,

haz que también nuestras familias

sean lugares de comunión y cenáculos de oración,

auténticas escuelas del Evangelio

y pequeñas Iglesias domésticas.


Sagrada Familia de Nazaret,

que nunca más en las familias se vivan experiencias

de violencia, cerrazón y división:

que todo el que haya sido herido o escandalizado

conozca pronto el consuelo y la sanación.


Sagrada Familia de Nazaret,

haz tomar conciencia a todos

del carácter sagrado e inviolable de la familia,

su belleza en el proyecto de Dios.


Jesús, María y José, 

escuchen y atiendan nuestra súplica. Amén

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